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RECURSOS

PROGRAMACIÓN DE AULA

SESIÓN Nº25 – Resolución pacífica de conflictos. Diálogo y empatía II

Sesión analógica- Capítulo 6: Videojuego Better World “Diversidad e inclusión en la escuela”

1. DIVERSIDAD E INCLUSIÓN EN EDUCACIÓN

EDUCACIÓN INCLUSIVA Y EQUITATIVA 

La diversidad forma parte de nuestra existencia, la enriquece y la hace mejor. Los centros educativos y toda la comunidad educativa se nutren y benefician de la diversidad cuando se visibiliza la riqueza y diversidad de los miembros que la componen. 

Educación inclusiva

La educación inclusiva parte de la convicción de que la educación es un derecho humano fundamental recogido en la Convención sobre los derechos del niños.pdf (1989). Algunos tratados internacionales ponen el foco en grupos específicos, como laConvención sobre los derechos de las personas con discapacidad.pdf (2006) que establece la obligación de que los Estados parte velen por el cumplimiento del derecho a una educación inclusiva haciendo los ajustes razonables y prestando los apoyos necesarios. 

La educación inclusiva es un asunto que tiene que ver con la equidad del sistema educativo, se refiere a todo el alumnado, como subraya la Declaración de Incheon y Marco de Acción.pdf (UNESCO, 2016). Por su parte, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de la Agenda 2030Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos, aprobada por Naciones Unidas, conecta la ambición de una educación inclusiva de calidad con la necesidad de promover un desarrollo humano sostenible. 

La inclusión y la equidad en la educación y a través de ella son la piedra angular de una agenda de la educación transformadora, y por consiguiente lleva el compromiso de hacer frente a todas las formas de exclusión y marginación, las disparidades y las desigualdades en el acceso, la participación y los resultados de aprendizaje. Ninguna meta educativa debería considerarse lograda a menos que se haya logrado para todos y para todas, velando por que nadie se quede atrás.

El Informe de seguimiento de la educación en el mundo.pdf  (UNESCO 2020) hace una llamada explícita para que se entienda que la educación inclusiva es una aspiración para “todos y todas, sin excepción”, debiendo estar los y las más vulnerables en primera línea de los planes de acción, puesto que afrontan más barreras. Los mecanismos de exclusión son esencialmente los mismos, independientemente del género, la ubicación, la riqueza, la capacidad, el origen étnico, la lengua, la migración, etc. 

De esta forma se entiende la educación inclusiva como el proceso que ayuda a superar los obstáculos que limitan la presencia, la participación y los logros de los y las estudiantes, así como el proceso de fortalecimiento de la capacidad del sistema educativo. La inclusión sólo se alcanzará a través de cambios en las culturas, prácticas y políticas escolares. 

La Educación Inclusiva es la educación que permite que todas las personas tengan las mismas oportunidades para acceder a aprender, a participar y a desarrollarse juntos, independientemente de sus condiciones personas, sociales o culturales. Para ello, la educación inclusiva tiene en cuenta las necesidades de cada persona y realiza las adaptaciones necesarias para asegurar que todas y todos tienen las mismas oportunidades de aprendizaje, participación y desarrollo. La educación inclusiva busca acabar con cualquier barrera que impida el acceso a la educación en igualdad de condiciones.

¿Qué vínculo existe entre la inclusión y el derecho a la educación? 

El derecho a la educación tiene como objetivo garantizar a cada persona el derecho a acceder a una educación de calidad a lo largo de toda la vida. Un enfoque inclusivo de la educación significa que se toman en cuenta las necesidades de cada persona y que todos los y las educandos participan y lo logran juntos. Asimismo, reconoce que todos los niños y todas las niñas pueden aprender y que cada niño y niña posee características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje únicos. Se concede atención particular a quienes corren el riesgo de exponerse a la marginación, la exclusión o el bajo rendimiento.

La educación inclusiva se esfuerza en identificar y eliminar todas las barreras que impiden acceder a la educación y trabaja en todos los ámbitos, desde el plan de estudio hasta la pedagogía y la enseñanza. El entorno, el género, la orientación sexual, la identidad y expresión de género, la lengua, la discapacidad, el origen étnico o social, la religión, la nacionalidad, la situación económica, la migración o la situación de desplazamiento son algunos de los factores que siguen dictando y limitando las oportunidades de acceso a la educación en igualdad de condiciones. En muchas ocasiones, una misma persona tiene varios de estos factores juntos, lo que aumenta su nivel de riesgo de exclusión. 

Ilustración del INFORME DE SEGUIMIENTO DE LA EDUCACIÓN EN EL MUNDO. Inclusión y educación: TODOS Y TODAS SIN EXCEPCIÓN. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura – UNESCO. 2020 

¿Por qué es importante la educación inclusiva?

Una planificación cuidadosa y la impartición de una educación inclusiva pueden producir mejoras en el desempeño académico, el desarrollo social y emocional, la autoestima y la aceptación por parte de los compañeros y las compañeras.  

La educación es la clave para poder alcanzar otros muchos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La educación inclusiva promueve sociedades inclusivas, sostenibles y equitativas en las que las personas pueden convivir y se celebra la diversidad. Cuando las personas pueden acceder a una educación de calidad, pueden escapar del ciclo de la pobreza.

Por consiguiente, la educación contribuye a reducir las desigualdades y a lograr la igualdad. También empodera a las personas de todo el mundo para que lleven una vida más saludable y sostenible. La educación es también fundamental para fomentar la tolerancia entre las personas, y contribuye a crear sociedades más pacíficas. 

¿Qué hace que un entorno de aprendizaje sea inclusivo? 

Un entorno de aprendizaje inclusivo será aquel en el que todas las personas aprendan juntas, pudiendo optar a las mismas oportunidades de aprendizaje y desarrollo. Para lograrlo, las personas implicadas en los distintos ámbitos educativos han de establecer las condiciones necesarias para identificar las barreras existentes para la participación y el aprendizaje e implementar las medidas necesarias para superarlas. La inclusión supone una adaptación del sistema educativo al alumnado, y no del alumnado al sistema educativo. La diversidad en el alumnado enriquece el proceso de enseñanza-aprendizaje, beneficiando a la comunidad educativa y a la sociedad en general.

La creación de un entorno de aprendizaje inclusivo incluye numerosos elementos, entre los que figuran fundamentalmente la elaboración de políticas que respondan a una perspectiva inclusiva, los datos pertinentes y desglosados sobre el alumnado, los planes de estudio, las capacidades y actitudes de los equipos docentes, la lengua y la comunicación, las tecnologías de asistencia, el acceso físico, incluido el transporte, y la participación de la comunidad y la familia.  

Una educación “inclusiva y equitativa” es el quid de la ambición del ODS 4. Definir una educación equitativa requiere distinguir entre la igualdad y la equidad, dos términos que a veces se malinterpretan.  

En la siguiente tira cómica del Informe de seguimiento de la educación en el mundo1, se puede ver la viñeta titulada “Igualdad” en la que se muestra a niños y niñas de distintas estaturas subidos en cajas del mismo tamaño tratando de escribir en una pizarra, los más pequeños a duras penas. En la viñeta titulada “Equidad”, los niños y las niñas aparecen subidos en cajas de diferente tamaño y todos pueden escribir cómodamente. Sin embargo, esta representación es engañosa. Hay igualdad en ambas viñetas: de insumos en el primero, de resultados en el segundo.  

Igualdad, Equidad e Inclusión 

La igualdad es un estado de cosas (el qué): nos enfocamos en los medios, ofrecemos las mismas oportunidades sin necesariamente llegar a los mismos resultados. Es un resultado que puede observarse en los insumos, productos o resultados, por ejemplo, el logro de la igualdad de género.

La equidad es un proceso (el cómo): nos enfocamos en los resultados, ofrecemos oportunidades distintas para llegar a los mismos resultados finales. Son las medidas encaminadas a garantizar la igualdad.  

La inclusión refleja la equidad. Se trata de un proceso: medidas y prácticas que abarcan la diversidad y crean un sentido de pertenencia, basado en la convicción de que cada persona tiene valor y encierra un potencial y debe ser respetada. Sin embargo, la inclusión es también un estado de cosas, un resultado. 

2. EL ACOSO ESCOLAR O BULLYING – EXCLUSIÓN ESCOLAR Y SOCIAL

Comenzamos la sesión visualizando el video (que forma parte de la campaña del Ministerio de Educación y Formación Profesional contra el Acoso Escolar 2021) (1:57): 

Después del visionado del video, hacemos breve introducción a lo que es el acoso escolar o bullying. 

El acoso escolar, Bullying o acoso entre iguales

El acoso escolar o bullying es una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un/a estudiante o grupo contra otro/a (entre pares). Es una acción negativa, continua (que se repite en el tiempo) e intencionada (se hace para lastimar, acosar, amenazar, asustar o meterse con otra persona con la intención de causarle daño) que crea una relación de dominio-sumisión. Es diferente de otras conductas agresivas porque implica un desequilibrio de poder que deja a la víctima indefensa. 

El acoso y ciberacoso entre iguales es que es una forma de violencia entre pares. Es importante tener esto en cuenta de cara a la prevención, detección e intervención, porque también se produce más allá del ámbito escolar, aunque muchas veces se detecte o tenga repercusiones directas en el patio del centro educativo. Es innegable que la escuela es el entorno natural en el que los niños, niñas y adolescentes desarrollan la mayor parte de sus relaciones sociales, por lo que es el lugar donde las conductas de acoso son más visibles. Sin embargo, no siempre ocurren ahí. El acoso puede producirse en el barrio, en los parques, en la red… y en muchas ocasiones entre niños, niñas y adolescentes de distintos centros educativos, por lo que no hay que asumir que se produce siempre entre los alumnos y las alumnas de un mismo centro educativo.

Tiene tres características esenciales:

La intención de hacer daño (físico, verbal o psicológico)

No se trata de una broma. Es un acto intencionado y consciente, pensado para molestar, humillar o herir.

La reiteración de las conductas

Es otro elemento distintivo del acoso escolar, que permite diferenciarlo del conflicto aislado. La repetición de las conductas dañinas produce en la víctima una merma progresiva de la autoestima y apuntala la relación de dominio-sumisión que caracteriza el acoso entre iguales.

El desequilibrio de poder

O diferencia notable de jerarquía entre víctima y agresor/a, que hace a la víctima impotente para salir de esta situación por sí sola. Este desequilibrio o diferencia de jerarquía puede depender de aspectos sociales, como popularidad, estatus, etc., u obedecer también a la alianza contra la víctima de varios agresores/as, y, por tanto, dificultad para defenderse de un grupo.

El bullying puede presentarse de varias maneras y en distintos grados: 

Las agresiones físicas, que dañan y atemorizan a la víctima de manera directa:

Golpes, lesiones con objetos, etc. Indirectamente también podemos encontrar extorsiones, robos, desaparición o destrozo de sus pertenencias, etc. 

Las agresiones verbales:

Son más habituales y disminuyen la autoestima de la víctima, al humillarla en público. De manera más indirecta, también lo son las difamaciones o la creación de rumores en torno a ella.

La exclusión social:

Que margina a la víctima y la impide participar en el grupo o comunicarse. Son situaciones en las que la exclusión es un hecho, cargado de experiencias negativas y sumamente dolorosas para la víctima. Técnicamente, se tiende a diferenciar entre dos formas de exclusión social o relacional:

  • La activa, que implicaría impedir de manera explícita la participación de determinados alumnos o alumnas en el grupo, o presionar y coaccionar a los compañeros y compañeras para que no se relacionen con la presunta víctima.
  • Y la pasiva, que supone ignorar la presencia de la persona a quien no se acepta y se pretende humillar con esta suerte de desprecio: por ejemplo, no dirigirle la palabra y no tenerle en cuenta en las actividades normales entre compañeros/as de clase.

Sin embargo, las diferencias entre ambos tipos suelen ser muy sutiles. A veces, prácticamente imperceptibles. 

    El acoso sexual:

    Que pone en riesgo la seguridad y la autoestima de la víctima. Todas estas formas de agresión pueden producir daño emocional y psicológico a quien lo sufre y hacen que aumente su miedo al agresor/a.

    ¿Quiénes intervienen en el acoso?  

    Interviene quien acosa y quien sufre el acoso. Pero también quien lo ve y quien lo consiente; quien siendo testigo actúa, o no actúa. Intervienen las amistades, las familias, los equipos docentes, … En realidad, en el acoso intervienen todos y todas. 

      La víctima

      ¿Cómo podemos reconocerla? Es quien sufre el acoso. Es frecuente que tenga una baja autoestima, o inseguridad o timidez. Además, puede presentar sobreprotección familiar y, curiosamente, puede sacar buenas notas. La víctima suele ser rechazada por el resto del grupo; puede naturalizar su indefensión y afrontar su rol sumiso. En el caso del ciberbullying, además suele contar con poco apoyo en las redes sociales, y acaba siendo víctima de alianzas dentro de los grupos.  

      Su reacción puede ser:

      • Pasiva, si tiene un carácter sumiso, pocas habilidades comunicativas y tiende a aislarse, alejándose de sus amistades.
      • Provocadora, si manifiesta comportamientos inapropiados y se relaciona con los/as demás mediante la provocación, irritando al resto de alumnado.
      • Acosadora, si es víctima de acoso y, a la vez, acosador/a con los/as más indefensos/as del grupo. 
      El/la agresor/a

      ¿Cómo se comporta? Es quien ejerce el acoso. Actúa impulsivamente, necesita dominar al grupo y busca reconocimiento y aceptación. Curiosamente puede tener inseguridad, aunque intente no parecerlo. Tiende a construir relaciones basadas en la exclusión y el menosprecio. Manipula, se comporta de forma agresiva y tiene una baja tolerancia a la frustración. El/la ciberagresor/a puede comportarse de manera normal en el plano físico, y a la vez mostrar su lado agresivo en las redes, aprovechando el anonimato que éstas le proporcionan, y donde además puede ser más seguido/a y apoyado/a.

      IMPORTANTE: Se considera ciberagresor/a a quien produce los contenidos, los sube a la web, los ve y los comparte. 

      El/la observador/a

      ¿Observa? ¿Consiente? ¿Denuncia? Es testigo del acoso. No participa directamente en él ni lo apoya, pero es cómplice y consciente de la situación.

      Puede comportarse de forma:

      • Pasiva, si no interviene directamente en la agresión.
      • Activa-espectadora, si apoya la agresión.
      • Activa-defensora, si a veces ayuda a la víctima.

      En el caso del ciberbullying, los/as observadores/as se multiplican, ya que lo son todas las personas que ven el contenido y se mantienen al margen; quienes comparten el contenido como agresores/as directos; o quienes, además, defienden a la víctima.

      3. LA CONVIVENCIA ESCOLAR – LA RESOLUCIÓN PACÍFICA DE CONFLICTOS 

      Los conflictos forman parte de la vida cotidiana, de la convivencia y de las interacciones sociales y son, por tanto, “naturales” y forman parte de todas las relaciones humanas. El conflicto no solo es inevitable, sino que, además, tampoco debe interpretarse como algo negativo por sí mismo. De hecho, el conflicto puede tener aspectos funcionalmente muy positivos: Ayuda a aprender nuevos y mejores modos de responder a los problemas, a construir relaciones mejores y más duraderas, a conocernos mejor a nosotros/as mismos/as y a las demás personas. 

      Para que podamos aprender de los conflictos debemos adquirir los conocimientos y las herramientas que nos permitan prevenir y afrontar de forma constructiva los conflictos, y dar las respuestas adecuadas a cada situación de tensión que aparezca en nuestras relaciones. Cuando experimentamos los beneficios de resolver de manera positiva los conflictos, aumenta la probabilidad de que busquemos nuevas soluciones positivas a los conflictos futuros.

      ¿Qué es un conflicto?

      Dos o más personas o grupos perciben o tienen posiciones, valores, intereses, aspiraciones, necesidades o deseos contrapuestos.

        Los conflictos están conformados por la interacción de tres elementos fundamentales: personas, proceso y problema. Cualquiera de ellos o en su combinación pueden ser causa de conflicto, y, en cualquier caso, siempre los encontraremos en el desarrollo y resultado de una disputa. Por otra parte, existen también otros elementos visibles (nuestro lenguaje verbal y no verbal, nuestras acciones, comportamientos…) y elementos no visibles, pero no por ello menos importantes (nuestros pensamientos, sentimientos, valores, necesidades psicológicas, prioridades, etc.). 

        Generalmente, evaluamos el conflicto por la parte visible (lo que decimos y hacemos), que adquiere formas negativas, agresivas o violentas cuando se produce la crisis y el conflicto estalla. Pero, también debemos atender a lo que hay bajo esa explosión negativa (la parte no visible), qué necesidades, intereses, creencias, prioridades, etc., percibidos como no atendidos o amenazados, están causándola.

          Para ello, es recomendable centrarse en:

          • Clarificar las áreas de interés y los problemas específicos, separando las personas de los problemas. 
          • Descubrir las necesidades e intereses que están detrás de los problemas. 
          • Identificar los principios y valores comunes. 

          ¿Cuál es el ciclo del conflicto? 

          Independientemente del contexto donde surja o se desencadene el conflicto, sea este de carácter comunitario, escolar, institucional, familiar etc., éste mostrará un ciclo evolutivo de elementos relacionados entre sí, tal y como podemos apreciar en la siguiente figura: 

            25. ciclo conflicto

            “Basado en “Resolución pacífica de conflictos. Guía de recursos y experiencias prácticas para educadores/as”. Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz – III Plan Joven – Unidad de Juventud. 2015” 

             

            FASE 1 – Actitudes y creencias

            El ciclo empieza por nosotros/as y por nuestras actitudes y creencias sobre el conflicto que condicionan la forma en la que respondemos. Estas actitudes y creencias tienen su origen en diversas fuentes, como, por ejemplo, en los mensajes recibidos en la infancia sobre los conflictos, los modelos de conducta de progenitores, tutores/as, profesorado y amistades, otros modelos recibidos a través de los medios de comunicación o las experiencias propias vividas en relación con los conflictos.

            FASE 2 – El conflicto

            El conflicto ocurre dado que es un proceso que forma parte de las relaciones sociales y es inevitable en cualquier relación.

            FASE 3 – La respuesta

            Es el momento en el que actuamos. Podemos gritar, intentar hablar sobre la situación, o podemos, simplemente, abandonar. Nuestro sistema de actitudes y creencias personal, a menudo, nos lleva a reaccionar de la misma manera ante distintos conflictos. Este hecho nos puede decir mucho sobre nosotros/as mismos/as y sobre nuestros patrones de respuesta (formas de responder) en las situaciones de conflicto.

            FASE 4 – El resultado

            La respuesta tenderá siempre a llevarnos al mismo resultado. La consecuencia servirá para reforzar la creencia y de este modo el ciclo se mantiene. En la mayoría de los casos, el resultado del ciclo del conflicto refuerza nuestro sistema de creencias y lleva a la perpetuación del mismo patrón.

            El APRENDIZAJE DE LA CONVIVENCIA es aprender a responsabilizarnos de la respuesta que damos al conflicto y a ajustarla de forma inteligente a cada situación. También es tener competencia social y ciudadana, que es tener habilidades sociales como: solucionar de manera reflexiva los problemas interpersonales, la negociación, el comportamiento de ayuda/cooperación, y la conducta solidaria. 

            La responsabilidad en la respuesta

            Encaminamos el conflicto hacia un resultado positivo o negativo cuando seleccionamos el tipo de respuesta que damos a las tensiones con las otras personas. De ahí la importancia de la respuesta que brindamos en cada caso. La responsabilidad  en la respuesta implica pasar de visualizar a la otra persona como culpable a pensar “¿Qué puedo hacer?”. Este entrenamiento, tanto en conflictos individuales como grupales mejora las relaciones y, como consecuencia, la convivencia. Imaginemos el efecto de preguntar a cada una de las partes que actúan en el conflicto:

            “Basado en “Resolución pacífica de conflictos. Guía de recursos y experiencias prácticas para educadores/as”. Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz – III Plan Joven – Unidad de Juventud. 2015”

             

            El papel de las emociones en un conflicto

            Los conflictos generan emociones que en muchas ocasiones pueden ser un grave obstáculo para facilitar su resolución positiva. A su vez, las emociones pueden generar conflictos. Existe, por lo tanto, una interacción permanente entre emoción y conflicto. Existe también una interacción continua entre emoción, pensamiento y acción. Las emociones influyen en qué pensamos y en qué hacemos. A su vez, los pensamientos influyen en la forma de experimentar las emociones y en las acciones. Y, por último, las acciones también repercuten en el pensamiento y en la emoción. Esta interacción se deberá tener presente en cualquier propuesta de regulación de las emociones.

            Todo aprendizaje de resolución de conflictos debe ir acompañado, necesariamente, de un aprendizaje emocional, que nos ayude a conocer nuestro propio funcionamiento emocional – qué emociones nos afectan, de qué manera lo hacen y cómo reaccionamos ante ellas- así como el funcionamiento más frecuente en las demás personas.

            En definitiva, un aprendizaje que proporcione instrumentos para detectar las emociones, sus causas y sus consecuencias.

            Relación entre emociones y pensamientos que las generan:

            • Ira: pienso que alguien me está tratando de forma injusta. Alguien se aprovecha de mí; abusa de mí. Me siento ofendido, insultado, maltratado, etc.
            • Miedo: tengo un peligro real e inminente ante mí, cierto para mi vida, la vida de mis seres queridos o mis intereses.
            • Ansiedad: pienso que puedo estar en peligro por algo con pocas probabilidades de que suceda. Pienso en la forma «¿Y si…?».
            • Tristeza: pensamientos de pérdida: un rechazo sentimental; la muerte de un ser querido; la pérdida de un puesto de trabajo; etc.
            • Vergüenza: creer que no se ha estado a la altura de lo que se esperaba de uno. Creer que se ha hecho el ridículo. Cometer un error, «meter la pata», herir a alguien. No estar a la altura de las propias exigencias morales.
            • Culpa: me condeno a mí mismo/a por lo que he hecho (error, fallo, ridículo, daño, etc.). En la culpa me condeno a mí mismo/a, en la vergüenza creo que son los/as otros/as los que me condenan.
            • Frustración: pienso que los acontecimientos no satisfacen mis expectativas. No he logrado lo que necesitaba.
            • Decepción: Pienso que alguien no ha hecho lo que yo esperaba. Otra persona no ha logrado lo que yo esperaba que lograse.
            • Inferioridad: me comparo con los demás y pienso que son superiores a mí.
            • Desesperanza: me digo a mí mismo/a que mis problemas no se solucionarán nunca. Las cosas no mejorarán, sino que irán a peor. Cunde el desánimo.

             

            Basado en:  ilustración del documento “Resolución pacífica de conflictos. Guía de recursos y experiencias prácticas para educadores/as”. Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz – III Plan Joven – Unidad de Juventud. 2015

            Tipos de respuesta y estilos de afrontamiento 

            La respuesta al conflicto se co-construye entre todas las personas implicadas en el conflicto. La relación que se establece entre estas personas es clave, aunque cada uno/a tiene responsabilidad sobre su respuesta, y hay que tenerla en cuenta para continuar esa co-construcción de forma adecuada, es decir, para encauzar las tensiones hacia el encuentro, el entendimiento, el acuerdo. 

            Ante la percepción de una tensión, existen cinco grandes actitudes: 

            Actitudes ante el conflicto:

            • Compitiendo (gano/pierdo): intentando ganar, quedar por encima.
            • Acomodándome (pierdo/ganas): cediendo, sin tener en cuenta mis intereses.
            • Colaborando/cooperando (gano/ganas): buscando soluciones que satisfagan a todas las partes implicadas.
            • Compromiso/negociación: cuando es difícil llegar a una colaboración plena, se pueden buscar soluciones para que todas las partes ganen en lo fundamental.

             

            Basado en: ilustración del documento “Resolución pacífica de conflictos. Guía de recursos y experiencias prácticas para educadores/as”. Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz – III Plan Joven – Unidad de Juventud. 2015

            REFERENCIAS

            ACTIVIDAD DE AULA 
            SESIÓN 25
            ACTIVIDAD ADICIONAL

            REFERENCIAS