bloque 1

Sesión nº.1

Sesión nº.2

Sesión nº.3

Sesión nº.4

Sesión nº.5 y 6

Sesión nº.7

RECURSOS

PROGRAMACIÓN DE AULA

SESIÓN 5 y 6 – Ciberacoso y violencia en las redes

1. ¿QUÉ ES EL CIBERACOSO O CIBERBULLYING? Situaciones de violencia en redes

El ciberacoso o ciberbullying es una forma de acoso (bullying) que se produce a través del uso de teléfonos móviles (textos, llamadas, videoclips, …) y/o internet (email, redes sociales, mensajería instantánea, chats, páginas web, plataformas virtuales, …) u otras tecnologías de la información y la comunicación para acosar, vejar, insultar, amenazar o intimidar deliberadamente a alguien. 

Este ciberacoso tiene unas características particulares:  
  • Los contenidos se hacen virales y permanecen.  
  • Los/as agresores/as pueden tener sensación de anonimato y un falso sentimiento de impunidad.  
  • Las consecuencias en las víctimas son más difíciles de evaluar.

Entre los tipos de ciberbullying, podremos ver: 

  • La persecución u hostigamiento en las redes: amenazas (por ejemplo: envío de mensajes que incluyen amenazas de daños y que son altamente intimidatorios. Además, se acompañan de otras actividades, como acecho y seguimiento en la red, que hacen que la persona tema por su propia seguridad), insultos, grabaciones con el móvil, publicación de datos personales, uso de software espías y virus (por ejemplo: enviar programas basura: virus, suscripción a listas de pornografía, colapsar el buzón de la persona acosada, etc.)… 
  • La exclusión a través de mensajes denigrantes, bulos y rumores que humillan y menosprecian a la víctima (por ejemplo: enviar o propagar cotilleos crueles o rumores sobre alguien que dañan su reputación o la dañan ante sus amistades; excluir intencionalmente a alguien de un grupo online, como una lista de amistades; utilizar un blog personal para denigrar y hablar mal de una persona, etc.).  
  • La manipulación, que consiste en la modificación y difusión de contenidos web: material trucado (por ejemplo: manipular materiales digitales: fotos, conversaciones grabadas, correos electrónicos, cambiarlos, trucarlos y modificarlos para ridiculizar y dañar a personas), conversaciones manipuladas, comunicaciones alteradas (por ejemplo: compartir online información secreta o embarazosa de alguien), suplantación de la identidad (por ejemplo: robar contraseñas para suplantar su identidad. Pretender ser alguien que no se es y enviar o difundir materiales e informaciones online que dejan mal a la persona en cuestión, la ponen en riesgo o causan daño a su reputación ante sus conocidos /as y/o amistades), etc. 

Lo que comienza como ciberacoso o ciberbullying se traslada, con frecuencia, a un acoso en la vida real. 

En los últimos años se diferencian 3 formas de ciberacoso comunes:

2. HAPPY SLAPPING

Grabación de una agresión física, verbal o sexual a un/a menor, que se difunde y comparte a través de Internet mediante las tecnologías digitales (páginas, blogs, chats, redes sociales, Whatsapp, etc.).  Lo más común es que esta violencia se difunda por alguna red social y, en ocasiones, puede hacerse viral. (por ejemplo: Grabar y colgar en Internet vídeos de peleas y asaltos a personas a quienes se agrede y que después quedan expuestas a todo el público).

Este tipo de agresión se relaciona directamente con el cyberbullying (o ciberacoso). De hecho, hay una conexión directa entre 3 formas de violencia diferentes: el acoso escolar puede llevar al ciberbullying y, si el primero es grabado y publicado en internet, se define como happy slapping.

La búsqueda de popularidad y de “likes” puede llevar a muchos/as jóvenes a cometer un delito contra sus compañeros/as e incluso, contra sus amistades. La persona que graba esta agresión, ocasional o planificada, cree que colgar la agresión en una plataforma digital puede ser «entretenido» o «divertido» para ganar popularidad en internet. Quien graba no suele participar directamente en la agresión física, pero es doblemente culpable: por no intervenir para impedir que suceda y por grabar, subir y compartir las imágenes en otro momento. Los y las jóvenes no siempre creen que se esté haciendo daño a la víctima.

En el happy slapping suelen participar múltiples actores que causan daño a la persona grabada, una red extensa de actores que comparten un acto violento para después intentar hacerlo viral y ser más «populares».

Las fases del happy slapping:

    El happy slapping no siempre sigue una serie de normas, pero existen algunos patrones y fases comunes: 

    1. Acuerdo previo. Normalmente dos o más personas se ponen de acuerdo sobre cómo y cuándo poner en marcha una agresión física a otro compañero o compañera. La víctima suele ser una persona que ya sufre acoso o ciberacoso. 
    2. El pretexto. Los/as agresores suelen buscar una excusa para aislar a quienes van a ser acosados/as. Prefieren zonas donde no puedan ser interrumpidos y donde no haya personas adultas que puedan parar la agresión. 
    3. La agresión física. Cuando la víctima de happy slapping empieza a ser agredida suele haber una o más personas preparadas para grabar la escena y otros que golpean al/la menor. En otras ocasiones, se está produciendo la agresión y un/a compañero/a o amigo/a, de forma espontánea, decide grabarlo. 
    4. Compartir las imágenes. En el happy slapping, la agresión (que puede ser verbal, física o, en casos aún más graves, sexual) representa una primera fase. Una vez terminada, la segunda fase consiste en la difusión de esta violencia en canales digitales. Todo ello produce un daño constante a la víctima, que ve cómo se reproduce infinitamente su agresión. 

    Consecuencias del happy slapping:

      Después de sufrir la agresión, la difusión de las imágenes hace que el daño persista. De esta manera el/la menor agredido/a sufre humillaciones públicas continuadas (a veces los vídeos tienen miles de visualizaciones) y pasa a ser una víctima reconocible, lo que expone al niño, niña o adolescente a ser ridiculizado/a también por los y las internautas. La visibilidad pública no solo hace que el daño a la víctima sea público, visible y viral, también puede dar lugar a nuevos ataques violentos. 

      3. GROOMING

      El online grooming o ciberembaucamiento es un tipo de ciberacoso que consiste en el engaño o abuso sexual online por parte de una persona adulta hacia un niño, niña o adolescente. Implica a una persona adulta que se pone en contacto con un/a menor con el fin de ganarse poco a poco su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual.  

      Esta práctica tiene diferentes niveles de interacción y peligro: desde hablar de sexo y conseguir material íntimo, hasta llegar a mantener un encuentro sexual. Se trata de un proceso en el que se produce un vínculo de confianza entre la víctima y quien acosa, que intenta aislar poco a poco al menor, y lo consigue desprendiéndolo de su red de apoyo (familiares, profesorado, amistades, etc.) y generando un ambiente de secretismo e intimidad. 

      En el caso del online grooming la persona que abusa envía, a través de un medio tecnológico, material sexual al niño, niña o adolescente. Además, se suele hacer pasar por menor y adapta el lenguaje a la edad de la víctima. Es una violencia igual de real que la física, pero de la que no se puede huir. 

      Se caracteriza por:

      • Comienza creando una relación de amistad. La persona adulta contacta con el/la menor de edad para conocer sus gustos, preferencias y crear una relación de amistad con el objeto de alcanzar la confianza del/la menor. 
      • Luego se pasa a crear más confianza. Se incluye con frecuencia confesiones personales e íntimas entre el/la menor y quien acosa. Así se crea más confianza del/la menor y se tiene más información sobre su vida, sus gustos y costumbres. 
      • Componente sexual. Con frecuencia incluye la descripción de términos específicamente sexuales y la petición a los/as menores de su participación en actos de naturaleza sexual, grabación de imágenes o toma de fotografías 

      Fases del Online Grooming:

        El online grooming incluye una serie de conductas que pueden ser desordenadas, pero, por lo general, existen patrones de conducta y fases comunes: 

        1. Contacto y acercamiento – La creación de un vínculo de confianza.

        En muchos casos a través de sobornos o engaños quien agrede contacta con el/la menor a través de Internet (mensajería instantánea, chat, redes sociales, etc.) y establece el vínculo de confianza. Finge ser atractivo/a para el/la menor y tener otra edad (fingiendo ser otro/a menor de edad similar, buen parecido físico, gustos similares, etc.), enviándole incluso imágenes de un/a menor que haya conseguido en la Red que responda a dichas características; es decir, lleva a cabo una estrategia preconcebida con el fin de ganarse su confianza poco a poco. Además, puede que el/la abusador/a haga regalos, empatice a un nivel profundo con los/as menores haciendo que escuche sus problemas y aproveche esa información para chantajear después. 

        2. El aislamiento de la víctima.

        En esta fase quien agrede persigue arrancar la red de apoyo natural del/la menor (familiares, amistades, docentes, etc.) dejándole desprotegido/a. De esta manera insiste en la necesidad de mantener todo en secreto. 

        3. La valoración de los riesgos.

        Quien agrede tiende siempre a asegurar su posición, así que suele preguntar a la víctima si alguien más conoce su relación e intenta averiguar quién más tiene acceso al ordenador o dispositivo que utiliza el/la menor. 

        4. Conversaciones sobre sexo.

        Una vez se siente con confianza, el/la abusador/a empieza a introducir conversaciones sexuales de manera paulatina. Busca que la víctima se familiarice tanto con la temática sexual como con el vocabulario. 

        5. Las peticiones de naturaleza sexual.

        Este es el objetivo principal del online grooming. En esta fase el/la abusador/a utiliza la manipulación, las amenazas, el chantaje o la coerción para que la víctima le envíe material sexual (le envíe alguna fotografía comprometida, logrando que encienda la webcam, que pose desnudo/a, etc.), relate fantasías sexuales o la relación culmine con un encuentro físico.  

        En esta última fase, se puede dar: 

        • Ciberacoso: si el/la menor no accede a sus pretensiones sexuales, el/la ciberacosador/a le amenaza con difundir la imagen que haya capturado con mayor carga sexual a través de Internet (plataformas de intercambio de vídeos, redes sociales, etc.) y/o enviarla a los contactos personales del/la menor.
        • Abuso y agresiones sexuales: ante las amenazas del ciberacosador/a, el/la menor accede a todos sus caprichos sexuales, llegando, incluso, en algún caso, a contactar físicamente con el/la menor y abusar sexualmente de él o ella. 

        4. SEXTING SIN CONSENTIMIENTO A MENORES

        El sexting: consiste en el envío de contenidos de tipo sexual o erótico (principalmente de fotografías y/o videos, o conversaciones) de menores a terceras personas, sin el consentimiento del/la menor (por ejemplo: Grabar actividades sexuales en el móvil o con webcam y enviarlo a la pareja, quien lo comparte con sus amistades con la intención de molestar y denigrar intencionadamente). 

          En el sexting, el/la menor de edad es quien, conscientemente, realiza (o consiente la realización) de una fotografía o vídeo con contenido sexual y la distribuye o publica de manera voluntaria; pero NO consiente su envío a terceras personas.

          El sexting no es exclusivo de las y los menores. Sin embargo, hay una serie de circunstancias que colocan a las y los menores de edad en situación de especial vulnerabilidad. Algunas de estas circunstancias son[1]: 

          1. Falta de cultura de privacidad 

          El/la menor que comparte su imagen no está percibiendo amenaza alguna contra su privacidad, ni es consciente de las implicaciones desde el punto de vista de la seguridad. No ven riesgos en la exposición de datos personales, privados e íntimos, a través de las nuevas tecnologías de la comunicación, y por ello los difunden. Se colocan a sí mismos/as en una situación de vulnerabilidad, en tanto en cuanto unos contenidos de sexting pueden llegar a ser conocidos de forma masiva. 

          2. Menos consciencia de los riesgos y exceso de confianza
          Las y los menores son menos conscientes de los riesgos y valoran los peligros con dificultad, sin tener en cuenta el riesgo que supone la posibilidad de pérdida de control de cualquier información que sale del ámbito privado y que puede pasar a ser de dominio público (por sustracción del terminal, venganza o ruptura con la pareja, por la publicación de esas imágenes en Internet, etc.)
          3. Adolescencia, despertar sexual y sexualización precoz de la infancia

          En la adolescencia concurren una serie de circunstancias, tales como la necesidad de autoafirmación, de definición sexual y de pertenencia a un grupo. Así, las y los adolescentes son más propensos a situaciones de sobreexposición en temas sexuales, especialmente en el entorno cercano entre iguales, ya que son a quienes consideran importantes para su definición y encaje social o pertenencia a un grupo.

          4. Inmediatez de las comunicaciones

          Una vez difundido el mensaje de sexting, no hay vuelta atrás. Esta inmediatez hace que, en ocasiones, no exista período de reflexión.

          [1] Guía sobre adolescencia y sexting: qué es y cómo prevenirlo” de Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO) y Pantallas Amigas 2011. Guía sobre adolescencia y sexting: qué es y cómo prevenirlo

           

          RIESGOS DEL SEXTING PARA LOS/AS MENORES

             

            Amenazas a la privacidad del/la menor

            El primer riesgo al que se enfrenta quien envía imágenes o vídeos con contenido personal es la pérdida de privacidad. Los contenidos que uno/a mismo/a ha generado pueden acabar en manos de otras personas desde el momento en que salen de manos de su autor/a. Una vez que se envía algo, se pierde el control sobre su difusión. Además, hay que destacar especialmente el riesgo de que estas fotografías o vídeos puedan entrar en el circuito de la pornografía infantil.

            Riesgos psicológicos

            Ya se trate de amistades, compañeros/as de instituto, o personas desconocidas, lo cierto es que el/la adolescente que ve su imagen de tono sexual difundida en la Red, se ve sometido/a a un ensañamiento o humillación pública que puede derivar en una afección psicológica. Entre estos riesgos se encuentran problemas de ansiedad, depresión, exclusión social, etc.

            Ciberbullying

            En el entorno del sexting, la humillación pública puede llegar a constituir ciberbullying, en caso de que compañeros/as del/la menor utilicen estas imágenes para burlarse, hacer comentarios públicos, etc.

            Sextorsión

            Las fotografías o vídeos de contenido sexual, en manos de la persona inadecuada, pueden constituir un elemento para extorsionar o chantajear al protagonista de las imágenes. Se llama sextorsión al chantaje en el que alguien (menor o mayor de edad) utiliza estos contenidos para obtener algo de la víctima, amenazando con su publicación.

            Grooming

            La situación de grooming puede estar íntimamente relacionada con la sextorsión. Si los contenidos de un/a menor haciendo sexting llegan a manos de una persona adulta malintencionada que decide utilizarlos para, amenazando con su publicación, obligar al/la menor a enviarle más contenidos de carácter sexual, o incluso encuentros físicos, estaríamos ante un caso de grooming que utiliza la sextorsión.

            Riesgos físicos y geolocalización

            Los riesgos más graves son los riesgos físicos, y se materializan sobre todo en la exposición a pederastas. Las imágenes o vídeos pueden contener ciertos elementos que ayuden a identificar a quienes aparecen en ellos o que faciliten su localización. Las aplicaciones de geolocalización y geoetiquetado de contenido multimedia para dispositivos móviles pueden facilitar la ubicación física. También puede haber exposición física en casos de sextorsión o grooming en los que el/la adolescente accede a un encuentro personal con su acosador.

            ACTIVIDADES 

            ACTIVIDAD DE AULA 
            SESIÓN 5
            ACTIVIDAD DE AULA 
            SESIÓN 6
            ACTIVIDAD ADICIONAL